Una historia compartida by Julia Navarro

autor:Julia Navarro [Navarro, Julia]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Sociología
editor: ePubLibre
publicado: 2023-02-23T00:00:00+00:00

Desde la otra orilla

Hay dos poetas que pertenecen a la misma generación y que siendo bastante diferentes tienen un factor en común: son dueñas de una poesía muy potente.

Gabriela Mistral nació en Chile en 1889 y Juana de Ibarbourou llegó al mundo en Melo (Uruguay) en 1892.

Pero más allá de que compartan una época, su poesía tiene distintas raíces debido a las circunstancias que van afrontando.

GABRIELA MISTRAL

La figura de Gabriela Mistral es venerada no solo en Chile sino en el resto de América Latina, y no es para menos, porque fue la primera mujer latinoamericana en ser galardonada con el Nobel de Literatura.

Siempre me he preguntado por el criterio que sigue el jurado del Nobel. En la actualidad es evidente que hay un peso de lo políticamente correcto en sus decisiones. Pero resulta sorprendente que el jurado sueco se haya mostrado durante tantos años tan distante de la grandeza literaria que abunda en América Latina. Han sido, muchas veces, premios dictados por el eurocentrismo.

Vuelvo a Gabriela Mistral, el nombre que eligió, pues a este mundo llegó con el de Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga. Los nombres marcan, pesan o se sienten ligeros. En ocasiones cuesta que se produzca una simbiosis con el propio nombre.

Pero más allá de lo que se señala en su biografía, ¿quién era Gabriela Mistral? Sabemos que fue maestra, profesora universitaria y diplomática, que pasó por la política dejando siempre claro su compromiso con los más desfavorecidos de la sociedad, que hizo gala de un feminismo irredento y que recibió todos los galardones posibles. Sin embargo, la vida no siempre le sonrió. En sus comienzos como poeta, sus primeros versos fueron recibidos con recelo. En realidad, molestaban porque no se atenían a los cánones de la época, pero aun así no pudieron darle la espalda.

Si algo tienen en común las mujeres que han logrado destacar a lo largo de la Historia es que nadie les ha regalado nada; todo lo contrario, su talento ha tenido que ser desbordante para que no pudieran ignorarlo a pesar de las miradas cargadas de prejuicios de sus coetáneos. Gabriela nunca ocultó su compromiso político con la izquierda, lo que la convertía en una figura controvertida. Pero ella nunca dio un paso atrás.

La fuerza poética acompasada con su fuerza vital se impone no solo a lo largo y ancho de América Latina, sino en el resto del mundo. Y en su vida personal no puede eludir la sombra de la desgracia. Un sobrino, Juan Miguel, se suicidó, y esta tragedia le golpea el alma. Y también le duelen los comentarios, las miradas retrógradas de quienes no aprobaban que tuviera relaciones con otras mujeres. Aún hoy, en algunas biografías se esquiva esta faceta suya. ¿Amó a Laura Rodig y a Doris Dana? Y si lo hizo, ¿a quién le importa? Parece que sí y que hasta hace muy poco le ha importado y mucho a la sociedad chilena, que ha tardado en reconocer y digerir que Gabriela y Doris Dana mantuvieron una intimidad amorosa.

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